Amanece en todas las playas del mundo, en todos los lugar donde fuiste feliz, en todas las camas donde has dormido. De golpe el cielo se vuelve anaranjado y tu le das la espalda, sentado mirando tus manos naranjas y callosas del verbo encallar.

Amanece en todas las playas del mundo, en todos los lugar donde fuiste feliz, en todas las camas donde has dormido. De golpe el cielo se vuelve anaranjado y tu le das la espalda, sentado mirando tus manos naranjas y callosas del verbo encallar.